Un niño se considera prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de gestación (SG), se clasifica como extremadamente prematuro cuando nace con menos de 28 semanas; muy prematuro cuando nace entre las 28 y 32 semanas; y prematuro moderado o tardío cuando nace de la 32 a la 37 semanas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hablando de prematuridad
En España, el número de nacimientos prematuros ha aumentado un 36% entre 1996 y 2012, según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La prematuridad y el bajo peso se consideran factores de riesgo en sí mismos, así como la hospitalización prolongada que estas circunstancias conllevan.
Gracias a los avances de la Neonatología, en los países desarrollados la mortalidad ha disminuido , no así la frecuencia de alteraciones en el desarrollo de los niños nacidos con prematuridad. La evidencia científica describe desde hace muchos años y hasta la actualidad, trastornos del desarrollo motores o sensoriomotores, sensitivos, cognitivos, conductuales y de aprendizaje, alteraciones que pueden ser desde leves a muy graves.
La Atención Temprana y la prematuridad
La Atención Temprana, como nos indica el Libro Blanco de la AT, editado en el año 2000 por el Real Patronato de Atención a la Discapacidad, se dirige a los niños/as con trastornos del desarrollo o riesgo de padecerlos, a la familia y al entorno. Las intervenciones que se realicen deben considerar la globalidad del niño, y han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar.
Desde el nacimiento se realizan en el hospital las primeras intervenciones sobre el niño y su familia, llevando a cabo un seguimiento desde los ámbitos más especializados. Tras el alta hospitalaria, además, se interviene en los niños, familias y entorno, en los centros de desarrollo y atención temprana. Tratar de llegar a la globalidad del niño/a, a la familia y al entorno, exige una buena coordinación entre los diferentes profesionales que intervienen en cada proceso.
La figura del fisioterapeuta
El fisioterapeuta es uno de los profesionales que intervienen en el niño nacido con prematuridad, con la finalidad de evitar o tratar los retrasos o trastornos en su desarrollo.
En el primer año de vida, su trabajo es muy importante puesto que, la motricidad domina el comienzo del desarrollo del niño, hasta el punto de que los movimientos son las únicas manifestaciones conductuales que se pueden encontrar en el bebé.
El aprendizaje sensorio-motor de Piaget se basa en que, durante el primer año de vida gran parte del aprendizaje del niño está dado por estímulos externos o sensaciones internas y una respuesta manifiesta, que son sus conductas motoras aprendidas. De acuerdo con esto, es muy importante la estimulación motriz y psicosocial en esta etapa.
Para que un bebé pueda alimentarse o sonreír, necesita una buena coordinación de la musculatura orofacial; para que un bebé fije la mirada, necesita un cierto control de la estabilidad de la cabeza; también las primeras expresiones, comunicaciones, se realizan con el movimiento y aún el habla requiere buena coordinación de la musculatura del habla, del mismo modo que los movimientos requieren coordinación de los músculos.
El bebé aprende sobre sus labios y lengua a través de sus manos y moviendo los alimentos de un lado al otro de su boca; aprende sobre su propio tamaño al alcanzar hacia adelante un objeto o una persona, al gatear por debajo de los muebles o trepando por encima de ellos; aprende sobre el espacio y desarrolla percepción espacial; aprende sobre texturas, formas y temperaturas de los objetos tocándolos o poniéndolos en su boca.
Científicos tan relevantes como el pediatra Brazelton o el psicólogo Gessell manifestaron la importancia de las experiencias motoras en los primeros meses y años de vida para el desarrollo no sólo en el aspecto motor, sino también en todos los ámbitos del mismo.
Ya en el año 2000, en el documento titulado “Apoyo al desarrollo de los niños nacidos demasiado pequeños, demasiado pronto”, del grupo de seguimiento de niños prematuros del hospital 12 de Octubre, editado por el Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía, se puede leer: “La familia necesita confiar en los profesionales que cuidan de su hijo. Para alcanzar la confianza es necesaria una información veraz, basada en el conocimiento. Si alcanzan la confianza, tendrán la seguridad de hacer por su hijo lo más apropiado en cada momento”.
Para llegar al conocimiento científico se necesita la investigación. A través de ella, aprendemos las actuaciones que deben realizarse en cada momento y los efectos que producen. La Fisioterapia pediátrica lleva haciendo esto ya durante mucho tiempo, buscando qué intervenciones son más relevantes realizadas en el ámbito de la prematuridad. Se investiga sobre las intervenciones en las unidades de cuidados críticos y neonatales en los hospitales; y se investiga sobre las intervenciones en atención temprana.
En nuestro país, donde la fisioterapia universitaria sólo lleva funcionando unos treinta años, ya hay grupos de investigación con publicaciones importantes en fisioterapia y prematuridad. Aquí, en la Universidad de Almería, estamos llevando a cabo dos proyectos de investigación con prematuros.
En el primero, que se realiza en el Hospital Torrecárdenas, en el área de Neonatología, se investiga para conocer qué técnica de fisioterapia es más efectiva para evitar la osteopenia en niños prematuros. Este proyecto se lleva a cabo impulsado por la Universidad de Murcia y se realiza conjuntamente con el Hospital de Elche y el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.
En el segundo, se trata de evidenciar, qué intervención fisioterápica produce más avance en el desarrollo motor de los niños prematuros.
Nuestro objetivo como fisioterapeutas es ayudar, con las mejores intervenciones que conocemos, a los niños prematuros y a sus familias desde el movimiento, siempre desde el movimiento.