La rigidez en la alimentación, común en algunos niños con selectividad alimentaria o dificultades sensoriales, no comienza únicamente en el momento de comer, sino que está vinculada a patrones y rutinas que se establecen mucho antes. Por eso, es fundamental trabajar la flexibilización poco a poco, introduciendo cambios graduales que permitan al niño adaptarse sin estrés y ampliar su repertorio alimentario.
¿Qué es la rigidez en alimentación?
El momento de la alimentación en niños con rigidez o selectividad suele ser muy lineal y predecible. Mantienen rutinas estrictas, como usar siempre la misma cubertería, beber en el mismo vaso, sentarse en el mismo lugar, y ser alimentados por la misma persona. Estos factores brindan seguridad, pero también limitan la aceptación de novedades.
Cambios progresivos para favorecer la flexibilización
A continuación, te proponemos algunos ajustes que se pueden introducir poco a poco en la rutina, siempre respetando los tiempos y la tolerancia del niño:
- Cambiar la cubertería: Alternar el color, la forma o la temática de los cubiertos, vasos y platos. Utilizar personajes o dibujos que le gusten puede facilitar la aceptación.
- Variar el lugar en la mesa: Cambiar el sitio donde se sienta durante la comida para romper la rigidez espacial.
- Cambiar la persona que ofrece la comida: Permitir que diferentes cuidadores o familiares participen en la alimentación, promoviendo flexibilidad en la relación con la comida.
- Modificar la presentación del alimento: Cambiar la forma en que se coloca la comida en el plato o cómo está cortada puede hacer que el niño se familiarice con nuevas texturas y apariencias.
